El Color
Este es un tema que tiene que ver con la percepción del ojo humano. También con la relatividad de la luz y el entorno. Es impreciso, perecedero y complejo de transmitir, y en su ambigüedad cruza áreas del conocimiento tan distantes como la física, la química y el arte.
Una ambigüedad que se ha querido desglosar en clasificaciones y conceptualizar bajo diferentes teorías por estudiosos y teóricos, dada la importancia que supone su comprensión para la representación gráfica de la realidad.
Sobrepasando la fenomenología de la óptica y la física, el color también dice relación a la interpretación propia del artista, una que responde a su traducción del mundo a través del lenguaje gráfico y las posibilidades químicas (o físicas) de los pigmentos.
La recreación de una paleta cromática sobre el papel en una ilustración naturalista conjuga la reproducción objetiva y descriptiva de la realidad con lecturas subjetivas e intenciones propias de cada artista.
Lo cierto es que aunque los colores tienen nombres, más valdría la pena definirlos como categorías. La imagen mental del “amarillo” es probablemente de un tinte y tono diferente en la cabeza de cada individuo, y seguramente cada una de esas versiones se aloja bajo la categoría de “amarillos”.
¿Cómo abordar la representación del color de la paleta infinita de la naturaleza a través de los recursos limitados que nos ofrece nuestra caja de acuarelas?
Antes de empezar, vale la pena ubicarnos en algunos conceptos sobre el color que nos permitirán entenderlo y describirlo mejor.
Atributos del color:
La rueda de color sirve para ubicarnos entre los colores primarios y todo el espectro de colores secundarios y terciarios que podamos generar a partir de ellos. En ella podemos visualizar algunos conceptos teóricos sobre el color:
- Colores complementarios, si se ubican opuestos en la rueda.
- Colores análogos, si están próximos en la rueda.
- El espectro de tintes fríos en oposición a los cálidos, idea a la que nos referimos como temperatura del color.
Tres atributos de un color que debemos tener en cuenta son:
- El tinte; lo que da nombre al color propiamente tal
- La saturación o pureza del color
- Su tonalidad, refiriéndonos a la cantidad de blanco o negro que posee
Creación de colores por medio de la acuarela:
Antes de la representación a color de un modelo, será necesario identificar una paleta cromática que podamos llevar al papel viéndose atractiva y realista. Tengamos en cuenta que la lectura de un color es relativa a la luz y su entorno, por lo que no podemos evaluarlo aisladamente; sino siempre como parte de un grupo armónico y coherente. Esta paleta en su conjunto será una guía propia de orientación en nuestra pintura.
Existen diferentes formas de trabajar el color en la acuarela. Podemos crear mezclas en la paleta y luego llevarlos al papel, fundir colores sobre una base de papel húmedo permitiendo una mancha más libre o generar mezclas ópticas sobreponiendo capas de color sobre papel seco. Al componer un color en nuestra paleta, lo ideal es no sobrepasar los 3 colores por combinación, dado que la mezcla excesiva nos llevará inevitablemente a un resultado “sucio”.
La cualidad traslúcida de la acuarela logrará que la construcción de colores sea infinita a través de la superposición de capas sobre el papel, sin embargo queremos siempre conservar la transparencia de la acuarela y no sobre-empastar.
Representación del blanco:
Descartemos el tubo de pintura blanca: en la acuarela el blanco es nuestro papel; y en la ecuación de creación de colores, el agua. Por supuesto, esto no quiere decir que dejaremos el papel intacto…
Igual que para los otros colores (o categorías de color), el “blanco” tampoco es un color puro. Siempre se verá afectado por la luz de su atmósfera y reflejará los colores aledaños. Un buen punto de partida para identificar el blanco observado es determinar si se encuentra en un ambiente frío o cálido, y qué colores de su alrededor podrían estar afectándolo.
Para traducir luego este “blanco” observado al papel, generamos mezclas sutiles en nuestra paleta bajo la lógica de una proporción mucho mayor de agua en relación al pigmento… algo así como agua sutilmente teñida de color. Trabajamos por capas generando gradientes suaves que incorporen también el fondo blanco del papel, e intensificamos los sectores de contraste con un pincel fino y una mezcla más seca, para marcar así los diferentes planos de profundidad.